Europa tratará de mejorar la forma en la que las empresas utilizan nuestros datos mientras conducimos

Seguro que más de una vez has pensado en comprar algo, lo has dicho en voz alta o lo has escrito en alguna red social y, al rato, te ha aparecido un anuncio con ese mismo producto. En ese momento habrás podido pensar que te espían, cuando lo cierto es que son los dispositivos móviles los que recopilan estos datos para ofrecerte publicidad.

Los coches más modernos no se libran y, al estar conectados a internet igual que cualquier móvil, son capaces de recopilar datos y enviarlos a diversas empresas con diferentes fines (la gran mayoría comerciales)

Los coches pueden controlar tus desplazamientos, registrar cada vez que pisas el pedal y grabar la posición de tu cinturón de seguridad. También pueden recoger datos biométricos sobre usted. Qué información recopilan las marcas y qué hacen finalmente con ella son las dos cuestiones principales que se plantean.

En teoría, la UE promulgará una nueva Ley de Datos, una normativa destinada a liberalizar el comercio de datos para el Internet de los objetos, en un esfuerzo por intentar poner orden en este asunto. Además, la nueva ley es impopular en el sector del automóvil.

No nos hacemos una idea de lo que nuestro vehículo sabe sobre nosotros

Un artículo del Washington Post de 2019 arrojó luz sobre la cantidad de información que un fabricante de automóviles puede obtener sobre nosotros con solo conectar nuestro smartphone al sistema de infoentretenimiento del vehículo.

Con la ayuda de un informático forense y el vehículo personal de uno de los periodistas como sujeto de pruebas (un Chevrolet Volt de 2017), se descubrió que el coche podía registrar los lugares precisos en los que había estado, a quién llamaba con más frecuencia y cómo solía moverse en el vehículo usando nada más que un smartphone sincronizado.

Como si estuvieran arreglando un coche, tras la prueba inicial siguieron adelante y compraron un ordenador de infoentretenimiento Chevrolet de segunda mano en eBay para investigar si el problema era exclusivo de esa unidad en concreto o si podía ocurrir con otras. El técnico fue capaz de reconstruir los movimientos e interacciones de un completo desconocido.

Se pudo identificar con precisión la gasolinera, el restaurante y los números de serie de sus teléfonos Samsung Galaxy Note. Según la investigación, un automóvil puede producir hasta 25 GB de datos cada hora.

Ahora, un automóvil conectado puede producir hasta 1 TB de datos. Los datos que recopila un automóvil se dividen en dos categorías. La primera es la información que recopila un fabricante (como perfiles de usuario, datos de localización, datos biométricos e identificadores), y la segunda es a quién vende o comparte esos datos (como filiales, proveedores de servicios, aseguradoras, agencias gubernamentales o intermediarios de Big Data).

Los primeros suelen ser utilizados por el propio coche y, en principio, no se comparten, como cuando un Tesla Model S ya levanta la suspensión neumática automáticamente al acercarse a la entrada de casa para evitar que roce en la rampa. Sin embargo, se puede revelar mucha más información.

La mayoría de los tipos de datos que pueden obtenerse proceden de los dos conjuntos de datos de la gran mayoría de los automóviles que se han introducido recientemente en el mercado. La normativa sobre privacidad de datos de muchos países de la UE en nuestro continente impone restricciones estrictas sobre lo que una marca puede compartir, vender y, en algunas circunstancias, incluso recopilar.

La Ley de Datos, una nueva norma que obligaría a las grandes firmas del Internet de las Cosas a intercambiar datos no personales con clientes y otras empresas, está a punto de aprobarse en Europa.

Las empresas automovilísticas prefieren que todo siga como está

El sector del automóvil será cada vez más importante para el big data en el futuro, ya sea para la conducción autónoma o para servicios comerciales de software. En ese sentido, la transferencia de datos no personales se regirá por la legislación europea.

Siempre hay dudas y desacuerdos sobre a quién pertenecen realmente todos esos datos. La Ley de Datos pretende reafirmar que, independientemente del producto, los derechos pertenecen al usuario.

Dado que el uso que el usuario hace del producto genera dinero, en cierto modo vuelve a poner al usuario en el punto de mira. El fabricante explotará los datos producidos por su uso en beneficio propio (nuevos productos o suscripciones) o vendiendo los datos a terceros (compañías de seguros, servicios de streaming, corporaciones petroleras, etc.) como valor añadido.

Los artículos más cruciales para el sector del automóvil son el tres, el cuatro y el cinco. En ellos se especifican las condiciones en las que los usuarios pueden acceder a los datos que han producido:

• Artículo 3 - Obligación de facilitar a los usuarios el acceso a los datos adquiridos a través de elementos vinculados o creados durante la prestación de servicios asociados.
• Artículo 4 - Derechos y deberes de los usuarios y de los titulares de los datos en relación con el acceso, la utilización y la puesta a disposición de los datos obtenidos a través de elementos vinculados o producidos durante la prestación de servicios asociados.
• Artículo 5 - Derecho del usuario a compartir datos con otras partes.

Los fabricantes de objetos conectados y los "titulares de datos" generados por estos objetos están obligados por estos artículos a compartir sus datos con los consumidores o, a petición del consumidor, con otra empresa, siempre que esta no sea una gran empresa tecnológica del tipo GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft), como Netflix.

Según los detractores, esta cláusula corre el peligro de acabar con muchos modelos de negocio para monetizar los datos. Los datos están mayoritariamente en manos de fabricantes del sector del automóvil y son de interés para un amplio abanico de empresas, como fabricantes de equipos y aseguradoras.

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